sábado, 18 de julio de 2009

LA GENTE ES ALUCINANTE II


Entra una pareja a la óptica y me piden que les deje probar una montura que han visto en el escaparate (la montura es un modelo de caballero, de señor o de tío, como querais llamarlo)

- Aquí tiene (dirigiéndome al señor)
- ¡¡Ehh!! Mira, ¡¡las gafas!! (el señor dirigiéndose a la chica que le acompañaba)
- ¿Para quién serian las gafas? Para usted? (en un intento amable de ayudar y poder así mostrarle algunos modelos más)
- ¿Cómo van a ser para mí? Son para ella, ¿no ves que yo llevo gafas?
- Ah… ( a lo mejor era por eso mismo que se lo preguntaba...)

2 comentarios:

  1. Bien, aquí tienes a tu casi incansable compañero de fatigas y digo casi porqué hubo un tiempo, ya pasado, en el que se me acabó la paciencia, se quedó a cero, para tratar una y otra vez con nuestros amados, que digo, adorados clientes.
    Ahora me encuentro en otra óptica donde las anécdotas inverosímiles de otros tiempos son menos frecuentes. La gente que vive en el lugar donde se encuentra la óptica tiene un nivel cultural más alto con lo que las anécdotas son más finas y refinadas. Ahí va una.
    - Entra un amable caballero a mirar gafas de sol, camisa remangada, pantalón corto, nauticos, reloj Armani en la muñeca, en fin la imagen del bienestar material.
    - Tras probar una serie de gafas, se decide por una, pregunta el precio y yo amablemente se lo indico. Me pide descuento y de nuevo amablemente le digo que ya le he dado el precio final.
    - Seguidamente me pregunta el amable caballero: ¿tú no eres el dueño del establecimiento verdad?.
    - Cierto respondo yo. Se nota responde él.
    - Se ríe y se marcha.
    Gran profesión la del óptico ¿o no?
    Hasta la próxima.

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  2. Pues si, gran profesión. Pero la verdad es que hay gente, como el elemento este, que es mejor que se large y que, por favor, no vuelva nunca más.

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